Modo Espectáculo: Sabina y Serrat, 'dos pájaros que encantan'
El pasado miércoles 7 los cantautores Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat trajeron toda su magia al Palacio de los Deportes de esta capital.
La excusa perfecta para que los nacionales volveríamos a encontrarnos con el par de queridos artistas españoles, “Dos Pájaros Contraatacan”, nombre de la gira que protagoniza el par.
Con un recinto lleno, sobre las 9:00 de la noche la pareja hizo acto de presencia en la figura de dos cuervos animados quienes, entre chistes salpicados de sarcasmos, dieron la bienvenida a la multitud que los esperaba con hambre de sus composiciones.
“Hoy puede ser un gran día” fue el tema que si presentó a la dupla de carne, hueso y mañas. De inmediato, la reacción del público se apoderó del Palacio que se había convertido en el puerto donde partía, y al menos esa vez llegaba, la Orquesta del Titanic..
Al salir a escena, el par se ubicó en el mismísimo salón donde Jack (Leonardo Dicaprio) esperó a Rose (Kate Winslet).
De ese tema en adelante, el concierto dominado por tres pantallas, iba discurriendo por el mar de los solos, duetos y “peleas” entre los interpretes quienes no dejaban de sacarse los trapitos naufragados junto a la nada mojada banda de músicos que los acompañó de forma precisa.
Así, Serrat cantaba, Sabina bebía y viceversa.
Los compadres
Una modesta caminata hacía, por momentos, de coreografía que fue aumentando a medida que el buque musical se adentraba en las aguas del caribe dominicano.
Las bromas entre los compadres fueron parte vital de la presentación . “Dicen que Serrat y yo sólo somos amigos, pues no hay sexo. ¿Adivinen por qué? Pues porque él no quiere”, bromeo Sabina antes de agregar: “Nos separan dos cosas, su envidia y mi talento”. La excusa perfecta para que los nacionales volveríamos a encontrarnos con el par de queridos artistas españoles, “Dos Pájaros Contraatacan”, nombre de la gira que protagoniza el par.
Con un recinto lleno, sobre las 9:00 de la noche la pareja hizo acto de presencia en la figura de dos cuervos animados quienes, entre chistes salpicados de sarcasmos, dieron la bienvenida a la multitud que los esperaba con hambre de sus composiciones.
“Hoy puede ser un gran día” fue el tema que si presentó a la dupla de carne, hueso y mañas. De inmediato, la reacción del público se apoderó del Palacio que se había convertido en el puerto donde partía, y al menos esa vez llegaba, la Orquesta del Titanic..
Al salir a escena, el par se ubicó en el mismísimo salón donde Jack (Leonardo Dicaprio) esperó a Rose (Kate Winslet).
De ese tema en adelante, el concierto dominado por tres pantallas, iba discurriendo por el mar de los solos, duetos y “peleas” entre los interpretes quienes no dejaban de sacarse los trapitos naufragados junto a la nada mojada banda de músicos que los acompañó de forma precisa.
Así, Serrat cantaba, Sabina bebía y viceversa.
Los compadres
Una modesta caminata hacía, por momentos, de coreografía que fue aumentando a medida que el buque musical se adentraba en las aguas del caribe dominicano.
Ese y otros comentarios del mismo tono fueron más que suficientes para que, con el toque de la primera nota del tema “19 días y 500 noches” la gente entrara nueva vez en una fase de voluntaria locura.
Serrat, luego de la “inocente” intervención de su compañero, relató como éste, hecho un desastre en las mañanas criollas, pedía que lo llevarán al Metro, “ese metro que tanto amó y en el cual tocó (al menos en Madrid)”.
“Él me pedía, Metro, Metro. Pues lo llevé allí. Recorrimos desde Bellas Artes hasta Villa Mella y le compré su anhelado chicharrón”, relató con buen humor “ese ladrón que nos desvalijó...”. Sin más, “Mediterraneo” se escuchó.
Sin duda, uno de los momentos más emotivos de la noche, fue cuando Sabina interpretó esa canción (El boulevard de los sueños rotos) escrita a la mujer del poncho rojo y las dulces amarguras amargas, Chavela Vargas.
Serrat, apenas con un piano, se apropio magistralmente de “la Magdalena” de su amigo.
Un collage fotográfico de los “dos pájaros”, por allá por sus años mozos, le dió un aire más personal a la propuesta.
Boche titánicoConocido por su particular genio, Sabina pidió, de manera poco músical, a la seguridad que sacara de los pies del escenario a un “idiota que se la pasaba haciendo fotos todo el rato”.
Por casi dos canciones más, el genio del cantautor se notó claramente en su rostro, pero la complicidad con Serrat y el cariño del público, aparentemente, le hizo olvidar el “pique”.
Contigo (una de las más aplaudidas) y ese himno de la pluma de Serrat llamado “Cantares” fueron, definitivamente, de las canciones más aplaudidas de una “noche de bodas” que estuvo repleta de “pequeñas cosas”.
@LuisDanielN
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