¡Emergencia Nacional, 11 niños muertos en el Hospital Robert Reid!

El concepto de Estado de Emergencia Nacional es algo que nuestro país, o mejor dicho, que nuestros Gobiernos, pese a lo grave de cualquier situación, no declaran.

Motivos para declararlo han sobrando. Un ejemplo, el brote de chicunkunya en su pico más alto, pero no, las autoridades se hicieron de la vista gorda y vinieron a dar la cara cuando ya gran parte de la población estaba infectada. O usted se atreve a decirme que cuando se detectaron los primeros casos en la provincia San Cristóbal se activó alguna alarma, pues NO, ¡NO SE HIZO! Eso de la prevención escapa a la realidad habitual dominicana. Lo nuestro es poner bonitos y caros candados una vez que nos roban. Ah, pero para cacarear lo de los candados por todos los medios de comunicación, ahí si hay recursos.

Segundo y último ejemplo, cualquier alerta por tormenta tropical.

Esperamos que llueva, que llueva duro y con vientos fuertes para declarar nada, así mismo, NADA.

No se suspenden las clases o reduce el trabajo público (sobre todo público) o privado para que la gente esté en su hogar o sitio seguro, amén que no pase nada grave. Ojalá y nos la pasáramos ese día jugando dominó, videojuegos, parché o parchis... pero seguros. Aquí nos acogemos a la Virgencita de la Altagracia y que ella se encargue de “llevarse eso lejos”.

Sirvan tales ejemplos para pedir la Emergencia Nacional por el caso de los 11 niños muertos este fin de semana en el Hospital Robert Reid Cabral. No exigiremos la “ley del talión”. No, eso no traerá de vuelta a la vida a esos angelitos. Pero sí podemos y debemos exigir que se investigue y se establezcan responsabilidades. Lo que no podemos permitir, es que tan triste suceso sea solo una mala noticia de inicio de semana.

Según las declaraciones de la directora del centro, Rosa Nieves Paulino, los menores murieron por “diversas complicaciones”, como infecciones severas, prematuridad, cardiopatía o dificultades respiratorias.

Es preciso detenerse en lo de las dificultades respiratorias, pues se reveló que durante el fin de semana hubo una falla del suministro de oxígeno, “lo que pudo haber influido en las muertes”, resalta la prensa nacional.

No obstante, se “aclaró”, que los pequeños recibieron los cuidados pertinentes con respiración asistida.

Para colmo, sigue una información: “los ascensores estaban dañados, lo que dificultó el traslado de cilindros especiales a las unidades afectadas”.

¡Cómo rayos uno de los principales hospitales infantiles está en tales condiciones! Lo que no funciona, si se puede, se repara, y se repara rápido. Si ni eso se puede hacer, pues se bota o cierra.

Miren, no quiero echarle más leña al fuego, pues el dolor que deben estar sufriendo los padres y familiares de esos pequeños no podrá ser resarcido con la destitución de las autoridades del hospital, las regionales o el mismísimo titular Salud Pública, pero algo es algo, y un algo hay que hacer.

Pedimos al Todopoderoso que lleve consuelo a sus progenitores y a los demás medios de comunicación que respeten su dolor. No es momento para preguntarles ¿cómo se sienten? o ¿qué piden a las autoridades? Es momento de evitar que otros menores dejen este mundo de esa forma.

(Triste "ñapa": la directora manifestó en la Z101 que de acuerdo a estadísticas del hospital, hay fines de semana donde mueren 11 e incluso una mayor cantidad de niños. No quiero meterle lápiz a esa cifra).

Para preguntas y comentarios, mi usuario de Twitter es @LuisDanielN. 

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