Muertes por dengue en RD, cosas que no entiendo
Hay cosas que no se entienden, que no entiendo o “no quiero” entender sobre las muertes por dengue en la República Dominicana.
Cada año vemos como más de una familia le ha tenido que decir adiós a algún miembro por culpa terrible y endémica enfermedad.
No entiendo:
- ¿Por qué el país no tiene una campaña eficiente, fuerte y permanente de información sobre cómo prevenir los criaderos dell mosquito que transmite el mal?
- ¿Por qué se gasta vaya a saber la Cámara de Cuentas cuánto en la publicidad para el Marbete (la de la revista no existe); la labor diaria del 911 ("cojoyo" ese es su trabajo, ya está bueno de que el "siervo útil" anuncie a los cuatro vientos que hizo lo que tenía que hacer) o las visitas sorpresas del presidente (hablaré de eso más adelante)... mientras en la campaña PERMANENTE contra el dengue..?
- ¿Por qué en vez de programas PERMANENTES contra el dengue, esperamos llegar a una situación de alarma para mandar (con su respectiva nota de prensa por institución) a los empleados estatales a eliminar criaderos entre otras acciones?
A mediados de este octubre la cartera reportaba el fallecimiento de 95 personas. Al día de la publicación de estas líneas (11 noviembre) la cifra (PERSONAS) oficial era de 116.
Toda vida es valiosa, no se puede, no se debe elegir entre una y otra, pero por la lamentable muerte de 11 niños el año pasado fue cambiado el entonces ministro de Salud Pública, Freddy Hidalgo, por Altagracia Guzmán Marcelino (vigente).
Dicho lo dicho, y ante la clara ineficiencia de la actual titular de Salud Pública para manejar el tema no entiendo cómo el presidente no la ha destituido o mejor, y como decía un amigo, por vergüenza, ella no ha renunciado.
Con la medida claro que no se devolverá la vida a los que la perdieron; pero quizás venga alguien que sí pueda prevenir más muertes.
Y es que sabemos que ganarle la lucha al dengue no es un asunto exclusivamente del Gobierno, no, es de todos. Lo cierto es que urge una cabeza o equipo que por fin pueda llevar la delantera en un combate en el que el Estado, hasta el momento, no ha dado las órdenes o los recursos suficientes para salir victorioso.
Dios nos ayude, acoja a quienes han partido de este mundo por dicho mal y consuele a sus seres queridos.
Cada año vemos como más de una familia le ha tenido que decir adiós a algún miembro por culpa terrible y endémica enfermedad.
No entiendo:
- ¿Por qué el país no tiene una campaña eficiente, fuerte y permanente de información sobre cómo prevenir los criaderos dell mosquito que transmite el mal?
- ¿Por qué se gasta vaya a saber la Cámara de Cuentas cuánto en la publicidad para el Marbete (la de la revista no existe); la labor diaria del 911 ("cojoyo" ese es su trabajo, ya está bueno de que el "siervo útil" anuncie a los cuatro vientos que hizo lo que tenía que hacer) o las visitas sorpresas del presidente (hablaré de eso más adelante)... mientras en la campaña PERMANENTE contra el dengue..?
- ¿Por qué en vez de programas PERMANENTES contra el dengue, esperamos llegar a una situación de alarma para mandar (con su respectiva nota de prensa por institución) a los empleados estatales a eliminar criaderos entre otras acciones?
A mediados de este octubre la cartera reportaba el fallecimiento de 95 personas. Al día de la publicación de estas líneas (11 noviembre) la cifra (PERSONAS) oficial era de 116.
Toda vida es valiosa, no se puede, no se debe elegir entre una y otra, pero por la lamentable muerte de 11 niños el año pasado fue cambiado el entonces ministro de Salud Pública, Freddy Hidalgo, por Altagracia Guzmán Marcelino (vigente).
Dicho lo dicho, y ante la clara ineficiencia de la actual titular de Salud Pública para manejar el tema no entiendo cómo el presidente no la ha destituido o mejor, y como decía un amigo, por vergüenza, ella no ha renunciado.
Con la medida claro que no se devolverá la vida a los que la perdieron; pero quizás venga alguien que sí pueda prevenir más muertes.
Y es que sabemos que ganarle la lucha al dengue no es un asunto exclusivamente del Gobierno, no, es de todos. Lo cierto es que urge una cabeza o equipo que por fin pueda llevar la delantera en un combate en el que el Estado, hasta el momento, no ha dado las órdenes o los recursos suficientes para salir victorioso.
Dios nos ayude, acoja a quienes han partido de este mundo por dicho mal y consuele a sus seres queridos.
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